martes, 1 de febrero de 2011

Baldosas.

Hoy decidí salir a correr. En realidad, no fue hoy, empezó en la semana, y hoy pasó. Volver al barrio, al parque Chacabuco (estación Emilio Mitre de la E)(La E, la que termina en Bolívar)(Sí, sigue después de Av. la Plata). Me calcé los lentes, esos lindos que vengo usando últimamente. Y bueno, hay que esparcir facha por ahí.
Salí muy tranquilo, aunque tendría que haber sido un poco más emocionante volver al barrio. Me ayudó hacerme el superado, poner cara de serio. Al rato me perdí en la mía, pensando en cualquier cosa, pero siempre muy arriba y muy atrás. Con el primer tropezón, decidí volver a tierra, lo cual  se me está haciendo extremadamente difícil. Para poder hacerlo, tenía que mencionar qué estaba pisando en ese instante. Así (baldosa, baldosa, baldosa) pude seguir, pero solo por un rato.
Primero, una familia baldosa que caminaba hacia la calesita, que estaba cerrada y acorralada por un grupo de señoras/viejas que iban a la iglesia a bendecir rosarios para sus nietos que jugaban un espectacular fútbol baldosa. Tuve que dejar de correr y sentarme a verlos mientras de fondo se escuchaba reggaetón, que salía de algún celular. Los triciclos, los pibes, las cervezas, los cochecitos, las bicis, la miniferia eran todas baldosas, baldosas que no tienen nada que ver con lo que me pasaba a mí, pero que estaban ahí y eran baldosas. Indirectamente, siempre tenía en cuenta a las baldosas, pero demasiado indirectamente, lo cual es ridículo, porque justamente están ahí y yo acá, pero con mucha distancia real en el medio. ¿Cómo hice para alejarme tanto de las baldosas? ¿Tiene sentido hacerlo?
Sonreí, sin dejar de correr. Nunca había dejado de correr, en realidad. Todo pasó, como siempre, lejos de las (baldosa, baldosa, baldosa). Corrí lo pautado conmigo mismo, escuchando música preseleccionada.Volví, me bañé, comí. Es claro que me sobra barrio. Me sobran barrios, me falta un poco más del mío.

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