(Me gustaría poder decir que es la última vez, pero realmente creo que no tengo la capacidad de predecir, ni por razón ni por intuición. Al menos, ahora (creo) esta entre paréntesis. Pienso también que sería una gran coincidencia (otra más) que algún día lo leas. Hay una seguridad, aunque no la termine de creer, que genuinamente nueva: esta vez, no importa tanto que sepas lo que sucede)
El paréntesis funciona como una descarga, como una piña a la pared si fuera lo violento que me gustaría ser; como un partido de fútbol si pudiera atajar (la precisión de la comparación probablemente me haga llorar si la pienso en serio). Por eso ya no es tan expresivo, ni rotundo ni definitivo: ¡deberías haber estado allí! . Fueron unas fotos: pensé que no tenía tuyas (no sé por qué) y fueron las más lindas que vi en mucho tiempo, y eso que es época de orquídeas. No te recordaba TAN linda (por suerte) el día de nuestra última cita en la que se rompió mi dignidad (un recital y una cena de calidad en la que ni siquiera fui a buscar la comida). Y volvió esa sensación.
Necesito vivir tantas experiencias y tiene que pasar tanto tiempo para que yo pueda explicar qué es lo que me atraviesa, que ni siquiera quiero explicarlo. El punto quizás sea: ¡Mirá como aparece! De la nada. Genuino y real. Puro. Inspirador, la puta madre.
No hay mucho más, realmente (por suerte). Abandono el proyecto por falta de tiempo, resistencia y capacidad. Y piernas, también. Agradezco a la casualidad que haya existido ese tiempo en el que. Lamento que no haya sido en otro momento de nosotros pero a la vez. Todo termina ahí y ya (Repite para convencerse, murmurando su primer manta, como si dependiera únicamente de la fuerza de las palabras para lograr solidificar una realidad que tiembla cada vez que cualquier átomo de realidad o pixel de pantalla que tenga que ver con ella se cruza por su vida). Una vez más:
“Los dados se tiran, caen, sale amor; los dados se tiran, caen, sale encanto; los dados se tiran, caen, sale drama; los dados se tiran, caen, sale boda; los dados se tiran, caen, no sale nada. ¿Por qué? Vaya a saber. No soy yo quien tira los dados señorita. No es usted tampoco.”
“Los galgos, los galgos”, de Sara Gallardo
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