martes, 11 de abril de 2023

Trunc()

 

Pienso en esos problemas que no te matan. Pienso también en Moreno. ¿Habrá entendido cuando se subió al barco lo que le estaba por pasar? Seguro que después no. No vivió la distancia que el tiempo garantiza entre diferentes acontecimientos, para poder analizar, odiar, perdonar, volver a odiar, volver a tener ganas, volver a entender, explicar, prepararse para lo que viene con más experiencia, con más recaudos. 

En general los acontecimientos vienen sin explicación. Probablemente la tengan, yo la termino encontrando muchísimo después. La etiqueta que advierte que la prenda tiene que ser lavada a mano y no puede retorcerse aparece después de descolgar la remera deformada por el centrifugado automático. ¿Sirve? Sí y no. En definitiva, no es importante porque ya la utilidad ya no es su principal virtud, al menos no la inmediata

El camino que perseguí siempre fue el del equilibrio. Bien digo perseguí porque la clave es que siempre iba corriendo de atrás, tarde y mal. Sin prestar atención a mis pies ni a la forma de caminar. Cuando estás en la arena y miras para atrás, te das cuenta de que estás pisando como el ojete. 


(Hay un paréntesis acá que tiene que ver con 

Con ratificar que la utilidad es temporal, pero que entender sigue siendo valioso. Y con ratificar que...

(hubo otro paréntesis, a veces no terminar sí tiene sentido

Ratificar no, mencionar que cuando quiero entender procesos cuyo fin es difuso el entendimiento nunca va a terminar porque entender también es un proceso en sí mismo difuso -obvio esto no es siempre tan así. Esto es sólo para cerrar el paréntesis)

(¿Todo lo que se escribe se tiene que guardar ? ¿Si relees algo que es evidentemente malo, hay que borrarlo? ¿O puede, debe y quiere quedarse para recordarme hasta que punto (malo) se pueden expresar algunas ideas? Estoy hablando de lo que no pasa el primer filtro de malo. Se puede pensar en que si es malo es un indicador de algo más. Si no lo podés contar no podés... ¿Como era? Algo con la economía, ya va a aparecer. )

(Lo anterior tiene que quedar así como está, como el ojete, como ejemplo de lo que estoy hablando)


11/04

Leo "Carla, Geminiana" y pienso en Geminiani, un jugador de Patronato de Paraná durante los primeros años que ascendió a primera. Tendría muchísimos temas para charlar si efectivamente fuera algo de ese Geminiani. 


 

miércoles, 11 de mayo de 2022

 Hay una historia que no quiere pasar ni de generación ni de grupos de personas. Que se se niega a ser construida, a nacer como historia (quién pudiera). Es el contexto el que no se quiere unir ni presentar algunos elementos que puedan explicar lo que está sucediendo. Tampoco hay una sucesión de acontecimientos unidos por alguna de sus puntas mientras 



Hoy, un poema


Dame siempre en la pizzería

esas servilletas de dispenser 

-coloreado en otra época-

que no limpian sino esparcen

reparten solidarias los restos

ampliando superficies sin que nadie

ni siquiera el Diego

cuestione su identidad servilleteril

aunque no cumplan su _________

miércoles, 20 de abril de 2022

 Algo así como estar cerca de la respuesta. Perdón, de LA respuesta a una de las preguntas que nos hacen ir para adelante, o al menos mirar para adelante. De sentir que estamos merodéando esa respuesta, que se siente tan cerca que es cuestión de que se sucedan algunos acontecimientos para finalmente llegar a la respuesta. Que siempre estuvo ahí (qué pelotudo, dios), pero que recién está claro (más o menos) el camino que hay que seguir para llegar. 

Pero también algo así como que esa sensación (on the verge on, a punto de) también es una revelación, pero mucho más suave. Dura un momento, es placentera pero se olvida. Entonces el problema vuelve a ser la constancia, la consistencia, la coherencia, las C que rigen la vida de manera ordenada y Cuadrada. Pero cuando listamos las C

Consistencia

Coherencia

Constancia

Cuadrada

es bastante obvio que la ironía las agrupa, la sonrisa de costado, el ¡qué pelotudo, no es por ahí! bastante latente porque soy yo el que las agrupa (con una sonrisa cuyo origen viene por otro lado que todavía no importa). Pero en este caso el problema es algo a resolver, de ponerse un poco serio (¿seguro?) para resolver algunas cosas que necesitan más que un momento, más que una revelación, más proceso, más movimiento de muelas, que nuestro estómago para las cosas difíciles es bastante rumiante. El tema es olvidarse de 



lunes, 24 de enero de 2022

En un domingo cargado de humedad y vino, en ese estado previo a la siesta en la cual nada importa más que alargar esa previa ya ganada, estirar ese triunfo cotidiano porque seguro termina bien:tirado en posición horizontal y babeando. Me acomode boca abajo con la boca semi abierta para más placer. Y ahí apareciste, tan aleatorio como cuando se me termina un disco del Indio y suena Las Pelotas después. 

Fue justo en ese momento en el querealmente no sabés si estás dormido o despierto, probablemente las dos al mismo tiempo, aunque en realidad es que estás dormido pero muy muy liviano (o sea no). Aparecimos en un campo, que después fue un auto, que después fue un viaje que podía ser cualquier viaje. Como si viera un cubo desde arriba, que se ve cuadrado pero se percibe que hay algo más, vi unos días de nuestro viaje en unos momentos. Caminando de la mano y riendo como me enseñaron a soñar en los '90, había mates, música y sonrisas que no conocía. Había peleítas que me daban ansiedad por ser las primeras y por pensar que esos 5 días quizás eran 2 pero finalmente no, abajo del cuadrado (¿o arriba?) seguía existiendo el cubo de los 5 días y en definitiva era un cubo cerrado y lindo. Lo concreto de algunas imágenes junto con lo alejado de la realidad lo hicieron tan verosímil que no pude seguir durmiendo, pero me quedé un poquito más en esa posición para despertarme efectivamente babeado unos minutos más tarde. 

Me gustó tanto la fantasía que me lleno de bronca porque no estaba en la categoría de fantasías sexuales con las que es más divertido soñar y también contar. Es por eso que dudo que efectivamente te haya levantado el vestido mientras estabas sentada arriba mío y los dos mirábamos el atardecer en esa hora en la que nunca se sabe si insistir con un mate que ya no sabés si funciona pero que igual querés porque representa a la tarde de mates o ya hay que cortar y levantarse a buscar una birra para ver qué pasa (es decir, ver cuán abrir la que sigue). Probablemente lo agregué después basandome en otras fantasías, pero no es mi intención ser creativísimo la verdad. 

La nostalgia que aparece un domingo, la nostalgia de un sueño, la nostalgia de extrañar algo que ya no está más, que ya no existe. Que probablemente nunca haya existido aunque... Es domingo a la tarde y le sigue el lunes a la mañana. Esto solo se resuelve con una coca. 

viernes, 21 de enero de 2022

 20 de Enero de 2022

Las dudas más grandes de todas - las pesimistas obvio: "¿Vamos a morir o solo vamos a sufrir muchos años para llenar medio párrafo en los no libros de historia del futuro*?" - aparecen cuando las más básicas están resueltas: el desayuno de hoy lo compré ayer, gracias Nico del pasado por pensar en mí. ¿Pero no era mejor dejarme esa duda cotidiana ("¿Qué verga desayuno hoy?", tal como se concretiza esa duda teórica) para no pasar a cuestiones más esotéricas y deprimentes? Te lo respondo comiendo una medialuna: no pa, ni en pedo. 


También está la parte gris. La parte que piensa para atrás, desde atrás, casi desde el fondo. La que baja línea al son de "¡Qué verga hiciste ahí!" o la peor, la más cruel, que entra en la cabeza con la voz de la sole y se te instala como ese tema que escuchaste y no te podés sacar de la cabeza

 ("Por esos días por venir

por este brinidis para mí

por regalarle a la intuición 

el alma mía


Porque los días se nos van

quiero cantar hasta el final

por otra noche junto al Diego

doy mi vida")









*Sigo pensando en formato educación con libros. Quizás sean 10 segundos de un video bien armado, o 10 minutos con algún futuro influencer marginal que haya querido ampliar una parte de la historia de la humanidad que se caracterizó por sobrevivir a una plaga sin tocar el orden que ya estaba. Aunque quizás sea el comienzo de algo. 

martes, 2 de junio de 2015

J empezó a cruzar 9 de Julio como solía hacer, apurándose hasta la mitad y descansando ahí, mientras intentaba armar un cigarrillo. Miró al Obelisco y después esperó para cruzar Avenida de Mayo de cara a Evita en pleno discurso - aunque en ocasiones, recordó con una sonrisa, le encantaba pensar que en realidad se estaba clavando una hamburguesa completa. Al frenar, notó que el paquete que llevaba abajo del brazo le temblaba, bailando al ritmo que marcaba el movimiento involuntario de sus piernas. También transpiraba, aunque eso ya se había convertido algo normal.

Sin dudas, había perdido práctica para robar. Ya no tenía esa soltura y solidez que demostraba en aquellos años anteriores, cuando llevar un paquete como el que le pesaba kilos bajo el brazo era algo de todos los días. Salir de su casa para ir a trabajar por el centro era sólo una excusa para después hacer lo que realmente lo apasionaba y llenaba: robar. Era su forma de vida, su vida. Al menos, hasta el día en que todo salió mal...

Los músculos de su cara y hombros se acomodaron para pasar desapercibido apenas terminó de cruzar Lima. Se subió el cuello de la campera y caminó entre la gente, hasta convertirse en uno más. Caminó hasta Santiago del Estero y volvió a frenar, intentado prender el cigarrillo armado a las apuradas. El encendedor se le resbalaba de las manos, y se dio cuenta de lo nervioso que estaba. Igual que la última vez que había salido a robar. Los nervios y la indecisión le habían jugado una mala pasada aquel día. Recordó como el paquete casi se le cayó cuando había empezado a volver sobre sus pasos. Pero ahora el codo de dolía de la presión que ejercía por sobre el paquete. Dobló la esquina y esperó. Esta tenía que ser la última vez que robaba.

Tiró el cigarillo y avanzó. Tocó un timbre apenas pasando el restaurante donde había comido las berenjenas más ricas; y donde lo habían agarrado. Se detuvo frente a una puerta gris y tocó el timbre antes de dejar el paquete en el suelo. Luego trotó hacia el umbral del edificio y se alejó volviendo hacia Avenida de Mayo. No quería ver la obra consumada, porque sabía que el último robo (de los tantos que había robado) ya estaba realizado antes de llegar a la otra esquina.

Fue C la que levantó el paquete mientras pensaba en otras miles de cosas y entró. Nunca imaginó que con lo que había adentro, J iba a conseguir robarle una sonrisa más.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Solo vos
Podes hacerme llorar
En una noche turbia
Llena de barrio y agua
Donde es tan fácil llorar