jueves, 10 de febrero de 2011

M&M: Madagascar y Marx

Primero, a aclarar un par de cosas. Se me ocurrió  esto después de ver Madagascar por 3era vez, hace 2 meses. Se lo comenté a la persona que estaba al lado mío y me tiró un almohadonazo. La intención no es hacer nada serio, sino tirar puntas por si en algún momento quiero hacer algo serio, con conceptos y toda la bola.
Madagascar: un león y una cebra, amigos en un zooloógico de NY, terminan en Madagascar. Ahí la joda es que el león, Alex, tiene más hambre que el chabo y empieza a mirar a Marty, la cebra, con otros ojos. Los mismos que le pongo yo a una milanga. Al final, después de mucha locura, no se lo termina morfando, sino que lo reconoce como amigo y lo defiende.
Acá empieza la boludez: lo pensé en términos de nuestro amigo el Carlos. Marx, no Me*em. Objetivamente, un león se tiene que morfar a la cebra. Así es la vida. Pero no, en el micromundo del zoológico ubicado en el centro mundial del capitalismo, NY, estos dos bichos pueden ser amigos. Superestructura, ideología, que engaña al tanto a Marty como a Alex: en vez de tenerle miedo al otro o querer comérselo, se llevan bien. Cosa que objetivamente, naturalmente, no podría pasar.
Esto se ve en Madagascar, el opuesto a NY. Vida salvaje, esa que añoraba Marty. Ahí se ven los pingos y Alex toma conciencia de lo que es. Clase en sí y clase para sí, donde antes estaba Alex, la cara de su amigo divertida, esa cara que le tapaba la realidad, ahora hay un cacho de carne. Y reconociéndose carnívoro, se lo quiere comer. También Marty, al ver que su amigo en NY se lo quería morfar, dejó de reconocerlo como tal, corrió el manto de la amistad que tapaba lo que objetivamente era Alex, un león comebifes, y empezó a temerle. Perfecto, simple: NY, el capitalismo, representa a la superestructura que vela por sobre lo que realmente sucede.
Pero no, no tan rápido. Al final, como siempre desde Shakespeare, triunfan los buenos. La amistad es más fuerte, y no lo come. Comela Marx. La amistad, y no la condición objetiva de cada uno, es lo que prevalece. Pueden haber dos interpretaciones: la primera, que por más que sea un invento de un escritor inglés, ciertas instituciones artificiales puedan prevalecer en condiciones casi extremas. Carlitos falla, ningunea lo que puede crear en sí misma la ideología. Por otro lado, se puede ver, o cualquier trosco puede ver, que la toma de conciencia afloró ni bien se alejaron del centro neurálgico de capitalismo, y todas las fallas de este sistema saltaron. Y la amistad no es más que un engaño, ya que tapa las condiciones objetivas e impide la realización de Alex (comer) y de Marty (ser comido).
Prefiero algo más sincrético, como la solución de darle pescado al gato. Come lo que tiene que comer y además mantiene a su amigo fuera de su cuerpo. Todo obra del gran teórico Skipper, líder de los pingüinos.


miércoles, 2 de febrero de 2011

Análisis de las noticias de hoy.

"Opositores y seguidores de Mubarak se enfrentan en las calles de Egipto" nos da un pantallazo de la situación política de este país africano, que se acerca a una revolución hasta que llega el café con medialunas. Sí, dos de manteca por favor. Las masivas movilizaciones no se dan solo en Egipto, sino que Yemen y Jordania también tienen inconvenientes políticos, relativos a si es conveniente mojar la medialuna en el café estando en el trabajo. "No, no es conveniente" dicen los dictadores árabes, y uno tiene que comer por un lado y tomar por el otro. Por eso es que Mubarak decidió no postularse a la reelección, que tendría que ser algo así como rererererereelección. Por eso y porque Talcott Parsons sostiene, desde atrás del expediente iniciado por Álvaro Esteban Criado que los problemas funcionales de los sistemas y subsistemas son los que conciernen a las condiciones de mantenimiento y de desarrollo del intercambio con el ambiente. Álvaro Esteban Criado vino por primera vez el 7 de octubre de 2008, y sostiene todo lo que dice Parsons, y algunas cosas de Weber y Shutz. Juan Pablo Piccardo, Ministro de Ambiente y Espacio Público en 2009, aceptó su renovación de concesión, y eso que se le había acabado el café y tuvo que empezar a tomar agua, fría por suerte. Agua, ir a buscar el tóner que la impresora pedía, y volver, revisar su celular y Parsons. Ah, y la ropa que Mubarak pidió para sus trabajadores. Son todos gordos y pidieron remeras muy chicas, lo mandé de vuelta. Ay, estos egipcios, están en cualquiera.
Siguiente nota. No el spam de Proyecto Sur. "Tras la declaración del testigo reservado, excavan para buscar a Julio López". Qué ganas de leer la Barcelona para ver que opine. Sería genial, o no tanto, que aparezca. Genial porque sería un desaparecido menos; no tanto porque sería uno menos en general. Mientras, Etchecolatz la tiene más adentro que nunca. Mubarak todavía no, la banca el pibe. Sí, seguro porque no se terminó su segundo desayuno y no se está quedando dormido. Pero no tiene internet, y yo sí, ahí le gano. Y nadie pide que renuncie, por ahora. Tendría que ir a fijarme a la ventana. No, no hay nadie. Bueno, sí, hay mucha gente, pero todos están muy tranquilos, y ni los veo. A fin de cuentas, estoy en una especie de inmobiliaria.
Al final no dije nada personal de Egipto. Y no, porque no tengo idea, es una cosa nueva, no voy a opinar de algo que no sé. Puedo opinar de Zidan y de Mido, que los vi jugar, nada más. Y de Zaki. Y hasta por ahí nomás.
Dos notas en casi 20 minutos. El diario es larguísimo. Mejor me concentro con Parsons y Criado, que va a tener que venir la semana que viene.

martes, 1 de febrero de 2011

Baldosas.

Hoy decidí salir a correr. En realidad, no fue hoy, empezó en la semana, y hoy pasó. Volver al barrio, al parque Chacabuco (estación Emilio Mitre de la E)(La E, la que termina en Bolívar)(Sí, sigue después de Av. la Plata). Me calcé los lentes, esos lindos que vengo usando últimamente. Y bueno, hay que esparcir facha por ahí.
Salí muy tranquilo, aunque tendría que haber sido un poco más emocionante volver al barrio. Me ayudó hacerme el superado, poner cara de serio. Al rato me perdí en la mía, pensando en cualquier cosa, pero siempre muy arriba y muy atrás. Con el primer tropezón, decidí volver a tierra, lo cual  se me está haciendo extremadamente difícil. Para poder hacerlo, tenía que mencionar qué estaba pisando en ese instante. Así (baldosa, baldosa, baldosa) pude seguir, pero solo por un rato.
Primero, una familia baldosa que caminaba hacia la calesita, que estaba cerrada y acorralada por un grupo de señoras/viejas que iban a la iglesia a bendecir rosarios para sus nietos que jugaban un espectacular fútbol baldosa. Tuve que dejar de correr y sentarme a verlos mientras de fondo se escuchaba reggaetón, que salía de algún celular. Los triciclos, los pibes, las cervezas, los cochecitos, las bicis, la miniferia eran todas baldosas, baldosas que no tienen nada que ver con lo que me pasaba a mí, pero que estaban ahí y eran baldosas. Indirectamente, siempre tenía en cuenta a las baldosas, pero demasiado indirectamente, lo cual es ridículo, porque justamente están ahí y yo acá, pero con mucha distancia real en el medio. ¿Cómo hice para alejarme tanto de las baldosas? ¿Tiene sentido hacerlo?
Sonreí, sin dejar de correr. Nunca había dejado de correr, en realidad. Todo pasó, como siempre, lejos de las (baldosa, baldosa, baldosa). Corrí lo pautado conmigo mismo, escuchando música preseleccionada.Volví, me bañé, comí. Es claro que me sobra barrio. Me sobran barrios, me falta un poco más del mío.